¿Sabes?, hace años me sentía agobiada. Tenía mil cosas en la cabeza y, aun así, sentía que no avanzaba en lo importante.
—“Empiezo el día haciendo recados, contestando correos, cosas rápidas… y cuando me doy cuenta, ya es mediodía y no he tocado lo que de verdad importa”, pensaba.
¿Te suena? Nos pasa a muchos.
Hasta que en un curso me enseñaron que empezamos por lo fácil, lo urgente o lo que simplemente está ahí. Pero eso es arena. ¡Lo importante son las rocas!
Me pusieron un ejemplo muy visual: llenar una pecera con arena y piedras.
Primero poniendo la arena y luego, al querer meter las rocas, no cabían, claro, pero si primero ponemos las rocas, después la arena se va acomodando en los espacios vacíos y cabe todo.
Piensa…. 🤔
¿Hoy has empezado tu día con una roca o con arena?
Porque las rocas son esas tareas que mueven tu vida hacia donde tú quieres.
No son urgentes, pero sí cruciales.
Un proyecto importante, una presentación, una llamada estratégica, crear contenido, tomar una decisión que llevas semanas posponiendo…
Eso es lo que deberías hacer al principio del día, cuando tu mente está fresca y tu energía está al 100%.
Las personas más productivas no se levantan para apagar fuegos. Se levantan para construir su camino.
Y eso no se hace contestando WhatsApps ni llevando la chaqueta a la tintorería, aunque sea necesario.
Porque, como hemos visto en el ejemplo de la pecera, si llenas tu día con arena, que son tareas sin importancia, no queda espacio para las rocas, que son las cosas importantes para alcanzar tus objetivos.
Haz la prueba:
- Identifica cuál es tu roca del día.
- Hazla la prioridad de tu mañana.
- Solo después, ocúpate del resto.
Y verás cómo cambia tu sensación al acabar el día.
Más claridad. Más avance. Más calma.
Ahora piensa, ¿cuál es la roca de mañana?, y ponla primero.