Mi vecino Martín estaba loco de alegría cuando su mujer le dijo que estaba embarazada.
Nos explicó que ya tenían planes para decorar la habitación y que había decidido que él, con sus propias manos, haría una estantería para poner los primeros recuerdos del bebé: la primera foto, los primeros zapatitos, etc.
Bueno, el bebé nació y la estantería seguía sin hacerse, llegó el primer cumpleaños y todos estos primeros recuerdos estaban guardados en una caja.
Y así siguieron acumulándose hasta que, a inicios de este año, un día me llamó para enseñarnos la estantería terminada. Bueno, ya tocaba porque Laura, su hija, ya ha cumplido los 7 años
Le pregunté por qué había tardado tanto tiempo en hacer la estantería.
Me contestó que durante estos años cada día la había tenido en la mente, pero que siempre lo había visto como una tarea demasiado grande y antes de ponerse a ello, primero hacía otras tareas más rápidas de hacer, como cortar el césped o limpiar el coche.
Hasta que un día empezó a ver el hecho de hacer las estanterías como algo que podía hacer poco a poco, como un proceso.
Primero tomar medidas y comprar el material, el fin de semana siguiente cortar las piezas a medida, otro fin de semana ensamblar las primeras tablas y así hasta pintar la estantería hecha.
Esta es una buena solución para cuando procrastinas alguna tarea grande: ¡divide y vencerás!
Una tarea, sea del tipo que sea, puede ser abrumadora, pero si la divides en pequeñas porciones la irás haciendo sin arte cuenta y cada paso que acabas es un triunfo para ti.
¿Sabes?, he hecho un vídeo de 11 minutos muy interesante si eres de las personas que tienen esta vocecita que les va diciendo…. «ya lo harás mañana»